Solo pensarlo me atormenta y reproducirlo me genera una copiosa epífora, mas no se compara con lo que se vive en el presente que la sensación varia desde taquicardias, hasta diaforesis y una que otra desestabilización generalizada producto del pánico, hasta con eso se llega a una diuresis diurna y a enuresis perennes en las noches, si bien he sobrevivido o por lo menos no estoy en el San Juan de Dios bajo tratamiento psiquiátrico y usando pañales por incontinencia perpetua, creo que es una huella que no se borrara jamás en mi hipocampo- amigdala.
Cierto día asoleado producto de la ingenua e impertinente curiosidad, tome un tiempito libre de mi turno para ver que era aquello del viejo hospital, luego de escuchar historias acrca de fantasmas en la unidad de pediatría y neonatología (queda cercano al viejo hospital), mientras hablaba con algunos internos, si no eran de aspectos universitarios eran de los casos del hospital o chismes de pasillos, en broma la residente de tercer año de pediatría le sugirio a los internos que cuadraran habitación en el viejo hospital, puesto que se quejaba que los especialistas de turno dormian mal, de tal forma hice la pregunta capciosa, en son de broma: "¿Hay fantasmas?",- la auxiliar junto a una interna dijeron : _uy si aqui espantan y un resto, la residente de pediatría decia haber tomado una foto en el cual aparecia un espectro blanco en el cuartito de juegos, y varias auxiliares de enfermeria junto al jefe de enfermería describian enfermeras de faldas y medias veladas blancas consolando bebés en la unidad de cuidado neonatal que se desaparecen en un santiamén cuando le avisaban al neonatólogo, es curioso que los hechos demostrables no se tengan pruebas de ello.
Fuese en broma o no la verdad era risible, asi que olvidé el asuntito, y fuí al famoso "Sisbén": el Sisbén no es mas que un comedor para los médicos internos y enfermeras, alli casualmente uno que otro estudiante va a almorzar alli, la comida no es tan buena pero es gratuita, asi como la gastroenteritis que pescas, ese día comí un goulash, ensalada de tomate cebolla y lechuga, puré de papas, arroz y de sobremesa: un jugo de marácuya que estaba en extremo dulce, termine mi almuerzo y me dirigía al casino a comprar un tinto porque caía del sueño, sálía de la denominada área restringuida para funcionarios cuando al lado del Sisbén había una puertita doble de vaivén semi abierta, en la ventanita se veía una imagen de la virgen y en su altar había una olleta de aluminio sin flores, me dirigí alli, aunque no soy muy devota a las imágenes me dí la bendición al verla, luego vi a la izquierda de ella, un pasillo algo estrecho; estaba invadido de maleza y había un arbol de sauco algo descuidado y el pastal espeso, seguía caminadno sobre ese sitio; para sentarme y meditar un poco, sin darme cuenta me encontraba afuera de una vieja e imponente edificación: El viejo hospital de San Rafael de Facatativá, alguna vez el viejo edifico abandonado hace quince años ha albergado a enfermos, presenciado nacimientos y Tanatos hacia su visita todos los días para llevar su cuenta de cobro, no creo en fantasmas pero se cree que algo de todo esto se deja marcado en un edificio de 120 años de existencia; seguía caminando vi la rampa para las camillas con su respectivo domo, en la entrada de la misma habían docenas de camillas rotas, oxidadas, en la puerta se avisaba como un cuartito de alto voltaje, pintado de forma rústica, era muy oscuro así que no entré; luego pase al jardin central, con algunas petunias ahogadas por la maleza, y los pasillos contiguos a ésta tanto las habitaciones estaban abarrotadas de equipos médicos que han sido empleados a traves de todo ese tiempo que han dejado de funcionar: instrumental quirúrgico y odontológico roto, sillas de odontologia, mesas de operciones, televisores, camillas, camas, telefonos faxes, escritorios maquinas de anestesia, lamparas halogenas, vajillas esportilladas la presncia de estos no tenía fin, al final del pasillo habia unas escaleras que conducían al segundo piso del hospital, el frío aumentaba y la incertidumbre de que algo iba a suceder me detuvo, un frío penetró mis huesos y me hizo huir, igualmente el quirófano me esperaba.
En esa misma noche me armé de valor, y quise averiguar acerca de los díceres del servicio de pediatría, del llanto de un niño que nunca apareció aquella enfermera de pelo corto consolando al niño, estaba libre en ese preciso momento, el servicio de cirugía estaba en una condicion noble: estaba vacío, no iba sola, la interna del servicio decidió acompañarme, antes fuimos a comer algo en el comedor gratuito y a ir a la aventura: salimos al jardin: las ramas se movían violentamente hasta que llegue a la edificación: la luz del segundo piso estaba encendida, espantada seguí el camino y mas fuerte el viento golpeaba los árboles, entré por el pasillo y enseguida pasé por las escaleras, al subir rechinaban fuertemente, hasta que uno de los escalones se rompió y el pie de Ivonne quedó atrapado, afortunadamente era poco profundo y pude sacarlo, continuabamos en esa absurda misión cuando docenas de ratones se nos avalanzó sobre nuestros trajes de Mayo, nos sacudimos fuertemente sin efecto alguno hasta que resolvomos correr, rompimos una espesa telaraña que estaba en una entrada a lo que fue alguna vez una unidad de pediatría, era identificable por un mural curtido de Blancanieves y sus siete enanos, un caballito mecedora y unos cuantos biberones de vidiro a la vista, habia otra habitación que parecia ser una unidad de recién nacidos, y de ahi emitiá aquel ruido extraño, efectivamente habia una cuna, ventanas abiertas, cortinas roidas por las polillas, en ese momento la habitación se hallaba oscura y decepcionada Ivonne repuso- Vámonos debe estar lleno el servicio, ya es mucho nos ausentamos del servicio- , Asentí.
Ibamos de salida cuando la luz se encendió y una voz soprano empezó a canturrear una canción en francés, parecia ser una canción de cuna, luego una tonada se me hacía familiar, era canción de cuna de Brahms; volvimos al sitio de los hechos y se veía un cuarto diferente al que habia visto un minuto antes, era una enfermera jóven de cabellos negros, alta y de tez blanca la que se hallaba en el lugar, un halo blanco la iluminaba y resaltaba su increible belleza, un niño de 1 mes de vida lloraba inconsolablemente, ella lo arrullo y cantaba esa memorable canción y quedó dormido, luego la luz se intensificó tanto que nos cegó, en un momento pense que habia muerto y pasaba al sendero celestial, esa enfermera me preguntó ¿Que puedo hacer doctora, ya estan las ordenes?, me pasó una carpeta y posteroprmente dejó caer de ella un medallón con el símbolo de Júpiter a mis pies, lo recogi y bruscamente esa luz celestial se volvio en un rojo mortecino cuya metamorfosis consistió en que varios sujetos vestidos de negro, rondaban sobre la edificacion queriendonos atrapar, uno de ellos se convirtió en un monstruo con facies de lobo y cuerpo de rinoceronte anunciando que la cena estaba servida, caminamos en ese pasillo que no tenía fin, las escaleras se perdieron en ese terrible limbo, luego vi que Ivonne no estaba conmigo, entonces seguía corriendo hasta que mi pierna derecha quedó atrapada en un agujero veia que los espectros se acercaban hacia mi y me oscurecía la vista, sentia apenas que infinidad de ratones cubrían mi cuerpo y me carcomían poco a poco, sentía mucho dolor y mis gritos eran cada vez mas agudos, deseperadamente queria usar mi celular, pero mis manos se hallaba huesudas, y pronto la comitiva de ratones cesó, pero era esqueleto y al otro lado veía mi reflejo de lo que fuí con esa luz brillante de la enfermera de aquella vez, en busca de esa figura cai a un precipicio, y finalizó mi travesia, en la cama del estudiante de turno sin ningún rasguño en mi piel, busqué e mis bolsillos mi celular, cuando tenía aquel medallón, entonces ví a Ivonne en la otra cama, en ese transcurso el celular sonaba la canción Bohemian Rhapsody de Queen: era la llamada del cirujano de turno; necesitaba un ayudante de cirugía.
Fuese en broma o no la verdad era risible, asi que olvidé el asuntito, y fuí al famoso "Sisbén": el Sisbén no es mas que un comedor para los médicos internos y enfermeras, alli casualmente uno que otro estudiante va a almorzar alli, la comida no es tan buena pero es gratuita, asi como la gastroenteritis que pescas, ese día comí un goulash, ensalada de tomate cebolla y lechuga, puré de papas, arroz y de sobremesa: un jugo de marácuya que estaba en extremo dulce, termine mi almuerzo y me dirigía al casino a comprar un tinto porque caía del sueño, sálía de la denominada área restringuida para funcionarios cuando al lado del Sisbén había una puertita doble de vaivén semi abierta, en la ventanita se veía una imagen de la virgen y en su altar había una olleta de aluminio sin flores, me dirigí alli, aunque no soy muy devota a las imágenes me dí la bendición al verla, luego vi a la izquierda de ella, un pasillo algo estrecho; estaba invadido de maleza y había un arbol de sauco algo descuidado y el pastal espeso, seguía caminadno sobre ese sitio; para sentarme y meditar un poco, sin darme cuenta me encontraba afuera de una vieja e imponente edificación: El viejo hospital de San Rafael de Facatativá, alguna vez el viejo edifico abandonado hace quince años ha albergado a enfermos, presenciado nacimientos y Tanatos hacia su visita todos los días para llevar su cuenta de cobro, no creo en fantasmas pero se cree que algo de todo esto se deja marcado en un edificio de 120 años de existencia; seguía caminando vi la rampa para las camillas con su respectivo domo, en la entrada de la misma habían docenas de camillas rotas, oxidadas, en la puerta se avisaba como un cuartito de alto voltaje, pintado de forma rústica, era muy oscuro así que no entré; luego pase al jardin central, con algunas petunias ahogadas por la maleza, y los pasillos contiguos a ésta tanto las habitaciones estaban abarrotadas de equipos médicos que han sido empleados a traves de todo ese tiempo que han dejado de funcionar: instrumental quirúrgico y odontológico roto, sillas de odontologia, mesas de operciones, televisores, camillas, camas, telefonos faxes, escritorios maquinas de anestesia, lamparas halogenas, vajillas esportilladas la presncia de estos no tenía fin, al final del pasillo habia unas escaleras que conducían al segundo piso del hospital, el frío aumentaba y la incertidumbre de que algo iba a suceder me detuvo, un frío penetró mis huesos y me hizo huir, igualmente el quirófano me esperaba.
En esa misma noche me armé de valor, y quise averiguar acerca de los díceres del servicio de pediatría, del llanto de un niño que nunca apareció aquella enfermera de pelo corto consolando al niño, estaba libre en ese preciso momento, el servicio de cirugía estaba en una condicion noble: estaba vacío, no iba sola, la interna del servicio decidió acompañarme, antes fuimos a comer algo en el comedor gratuito y a ir a la aventura: salimos al jardin: las ramas se movían violentamente hasta que llegue a la edificación: la luz del segundo piso estaba encendida, espantada seguí el camino y mas fuerte el viento golpeaba los árboles, entré por el pasillo y enseguida pasé por las escaleras, al subir rechinaban fuertemente, hasta que uno de los escalones se rompió y el pie de Ivonne quedó atrapado, afortunadamente era poco profundo y pude sacarlo, continuabamos en esa absurda misión cuando docenas de ratones se nos avalanzó sobre nuestros trajes de Mayo, nos sacudimos fuertemente sin efecto alguno hasta que resolvomos correr, rompimos una espesa telaraña que estaba en una entrada a lo que fue alguna vez una unidad de pediatría, era identificable por un mural curtido de Blancanieves y sus siete enanos, un caballito mecedora y unos cuantos biberones de vidiro a la vista, habia otra habitación que parecia ser una unidad de recién nacidos, y de ahi emitiá aquel ruido extraño, efectivamente habia una cuna, ventanas abiertas, cortinas roidas por las polillas, en ese momento la habitación se hallaba oscura y decepcionada Ivonne repuso- Vámonos debe estar lleno el servicio, ya es mucho nos ausentamos del servicio- , Asentí.
Ibamos de salida cuando la luz se encendió y una voz soprano empezó a canturrear una canción en francés, parecia ser una canción de cuna, luego una tonada se me hacía familiar, era canción de cuna de Brahms; volvimos al sitio de los hechos y se veía un cuarto diferente al que habia visto un minuto antes, era una enfermera jóven de cabellos negros, alta y de tez blanca la que se hallaba en el lugar, un halo blanco la iluminaba y resaltaba su increible belleza, un niño de 1 mes de vida lloraba inconsolablemente, ella lo arrullo y cantaba esa memorable canción y quedó dormido, luego la luz se intensificó tanto que nos cegó, en un momento pense que habia muerto y pasaba al sendero celestial, esa enfermera me preguntó ¿Que puedo hacer doctora, ya estan las ordenes?, me pasó una carpeta y posteroprmente dejó caer de ella un medallón con el símbolo de Júpiter a mis pies, lo recogi y bruscamente esa luz celestial se volvio en un rojo mortecino cuya metamorfosis consistió en que varios sujetos vestidos de negro, rondaban sobre la edificacion queriendonos atrapar, uno de ellos se convirtió en un monstruo con facies de lobo y cuerpo de rinoceronte anunciando que la cena estaba servida, caminamos en ese pasillo que no tenía fin, las escaleras se perdieron en ese terrible limbo, luego vi que Ivonne no estaba conmigo, entonces seguía corriendo hasta que mi pierna derecha quedó atrapada en un agujero veia que los espectros se acercaban hacia mi y me oscurecía la vista, sentia apenas que infinidad de ratones cubrían mi cuerpo y me carcomían poco a poco, sentía mucho dolor y mis gritos eran cada vez mas agudos, deseperadamente queria usar mi celular, pero mis manos se hallaba huesudas, y pronto la comitiva de ratones cesó, pero era esqueleto y al otro lado veía mi reflejo de lo que fuí con esa luz brillante de la enfermera de aquella vez, en busca de esa figura cai a un precipicio, y finalizó mi travesia, en la cama del estudiante de turno sin ningún rasguño en mi piel, busqué e mis bolsillos mi celular, cuando tenía aquel medallón, entonces ví a Ivonne en la otra cama, en ese transcurso el celular sonaba la canción Bohemian Rhapsody de Queen: era la llamada del cirujano de turno; necesitaba un ayudante de cirugía.
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